El Señor abrió los ojos del joven, etc.Es probable que este joven hubiera estado poco tiempo con su amo; no más que desde la destitución de Giezi; y por lo tanto, tal vez, no había visto grandes experimentos de su poder para obrar milagros; o si lo había hecho, el gran e inminente peligro en el que pensaba que corría su amo, bien podría suponerse que aumentaría su miedo y sacudiría su fe; y, por tanto, fue necesario algún milagro para la eliminación de uno y la confirmación del otro. Los ángeles, ya sean puramente espirituales o vestidos con algún vehículo material, está permitido, no pueden ser vistos por ojos mortales; y por lo tanto, como Eliseo mismo, sin una concesión peculiar de Dios, no pudo discernir la hueste celestial que en ese momento acampaba a su alrededor; de modo que pide a Dios que, por las causas antes mencionadas, su siervo sea complacido con ese privilegio; y parece probable que de hechos históricos como éstos, que han descendido por tradición, esa noción entre los griegos, de una cierta niebla que intercepta la visión de sus dioses del conocimiento de los ojos humanos, pudiera en un principio tomar prestada su origen. Véase Ilíada, v. Ver. 127. y AEneid, ii. ver. 604.

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