Cortó un palo y lo arrojó allí. & c.— El llamamiento en esta vara no podría contribuir más a la realización del presente milagro, que el manto de Elías para la división del Jordán, o el barro que nuestro Señor puso sobre los ojos del ciego para el recobro de su vista. Estos medios inadecuados se emplearon en estas ocasiones sólo para exponer más plenamente la realidad y la grandeza de los milagros. Ver Sturvius Colleg. Exper. pag. 23 y Scheuchzer.

REFLEXIONES.— Bajo el cuidado de Eliseo, la escuela de los profetas en Gilgal floreció; y había un recurso tal para atenderlo, que el lugar era demasiado pequeño para contenerlos. Nota; Es un buen síntoma tanto de un verdadero profeta como de un pueblo bondadoso, cuando la diligencia para predicar y la atención para oír agrandan el oído.

1. Proponen la construcción de otro seminario cerca de las orillas del Jordán; y con el consentimiento de Eliseo y bajo su mirada, sin demora comenzarían la obra. Como eran pobres, deben ser sus propios constructores; y, aunque hijos de profetas, no desdeñaron el empleo mezquino al que su pobreza los redujo, Nota; (1.) La mayor de las bendiciones del cielo generalmente se otorga a quienes comen pan con el sudor de su frente. (2.) Un ministro de Dios debe contentarse, si es necesario, con atender sus necesidades con el trabajo de sus propias manos.

2. A uno de ellos le sucedió un accidente al talar la madera, lo que les produjo mayor malestar porque el hacha fue prestada, y tal vez no pudo pagar la pérdida, aunque pequeña. Nota; (1.) Debemos tener doble cuidado con lo que se nos ha prestado amablemente. (2.) Los ricos no conciben la gran aflicción que es una pérdida aparentemente insignificante para los indigentes.

3. Eliseo se compadeció de él y lo alivió, a expensas de un milagro. Al arrojar un trozo de madera en el lugar donde cayó, hizo que el hierro flotara y se lo devolvió al agradecido propietario. Nota; (1.) Cuando podamos hacer regocijar al pobre doliente con un pequeño alivio, ¿le negaremos la felicidad que nos cuesta tan poco? (2.) El corazón hundido más irrecuperablemente, a la vista humana, en las inundaciones de la impiedad y de los cuidados o placeres terrenales, no está más allá del poder de la gracia divina.

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