Entonces volverá su rostro hacia el fuerte: Antíoco, después de la batalla, huyó de noche a Sardis, de allí a Apamea; y al día siguiente entró en Siria, en Antioquía, la fortaleza de su propia tierra. Desde allí envió embajadores a pedir la paz; y pocos días después de que se concedió, envió parte del dinero exigido, y los rehenes, al cónsul romano en Éfeso.

Teniendo las mayores dificultades para recaudar las sumas estipuladas, marchó hacia las provincias orientales para cobrar los tributos atrasados; e intentando saquear el templo de Júpiter Belus en Elymais, fue resistido por los habitantes y asesinado, junto con sus asistentes. Ver al obispo Newton.

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