Moisés tenía ochenta años. Tanto tiempo, y mucho más, los israelitas habían gemido bajo la severidad de la persecución y la servidumbre; sin embargo, aunque así afligidos, no fueron desechados ni rechazados por su Dios. La gran lección en las pruebas y aflicciones es mantener firme nuestra integridad; perseverar en la fe y la paciencia hasta el fin. La edad y la gravedad de Moisés y Aarón debieron haberles dado un gran peso y autoridad ante el faraón.

REFLEXIONES.— Tenemos aquí,

1. Moisés ordenó que procediera, y fue provisto de poder para hacer maravillas ante los ojos de Faraón, y con un portavoz en su hermano Aarón. Y aunque Faraón no escuche, sentirá la mano dura de Dios, e Israel será librado. Nota;

(1.) La contienda es muy desigual entre un gusano de tierra y el Dios poderoso. (2.) Independientemente de la oposición que los ministros de Cristo encuentren, tendrán éxito. (3.) Los que no se inclinan ante el cetro de la gracia, se quebrarán bajo la vara del juicio.
2. La obediencia de Moisés y Aarón al fin, sin más desgana. Es bueno que por fin, aunque sea tarde, deseemos entregarnos por completo a la obra y la voluntad de Dios.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad