Los magos no podían estar de pie ante Moisés, etc.— Desconcertados antes, y totalmente conquistados, los magos, es probable, todavía continuaban acerca de Faraón, y fueron testigos presenciales de las diversas transacciones registradas: pero ahora, para reducirlos al más bajo desprecio, y para privarlos incluso de la sombra de la influencia, comparten la calamidad común, y, afligidos por la dolorosa enfermedad, ¡son incapaces ni siquiera de mostrar sus cabezas! De ahora en adelante no volveremos a oír de ellos; tan completo fue el triunfo de Moisés y Aarón.

REFLEXIONES.— Humillarnos bajo la poderosa mano de Dios, es el camino para desviar sus juicios; endurecer nuestro corazón no es más que aumentarlos. He aquí otra plaga: que afectó a su ganado, esta a sus personas; un furúnculo, tan doloroso como repugnante. El fuego del horno nunca quemó tanto a los israelitas como este polvo a los cuerpos de los egipcios. Ni siquiera los magos pudieron pararse ante él; su insensatez es ahora tan manifiesta como penosos son sus sufrimientos.

Nota; 1. Dios tratará más severamente con aquellos que han sido más instrumentales en engañar y endurecer a otros. 2. Aunque el diablo engañe a los hombres haciéndolos pecar, no puede preservarlos del sufrimiento. Faraón todavía está endurecido: había rechazado las advertencias de Dios, y ahora su impenitencia es tanto su castigo como su crimen. Nota; Cuando los hombres rechazan a Dios, es justo que él los rechace.

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