Su corazón les fallaba— En el fuerte idioma hebreo, su corazón se salía o abandonaba su cuerpo: una conciencia fuerte estaba obrando; tenían miedo donde no había miedo: ¿Qué es esto que Dios nos ha hecho? dicen ellos. Es la naturaleza de la culpa despierta estar particularmente lleno de aprehensiones de la justicia y venganza de Dios: no esperaban nada menos, que la providencia de Dios estaba a punto de hacer de este evento extraordinario un medio de ese castigo, que estaban conscientes de que justamente merecido por su trato a José. En Génesis 42:35 tenían miedo, se refiere también a Jacob, así como a sus hijos.

REFLEXIONES.— Tenemos aquí,

1. Las reflexiones que hacen los diez hijos de Jacob sobre su conducta pasada. Durante veinte años parecen haberlo olvidado o sofocado el recuerdo; pero ahora la conciencia hace su oficio, y en su angustia reconocen la justicia de la mano de Dios al alcanzarlos. Si ellos estaban tan implacable a un hermano, lo que puede no temer de un extraño pagano? Rubén les recuerda su súplica por el niño; un nuevo reproche a su crueldad, aunque un consuelo para su propia conciencia. Nota; (1.) Es un golpe necesario, que despierta la conciencia al recuerdo del pecado.

(2.) Cuando compartimos con otros en una calamidad, es un gran apoyo estar libres de culpa. Poco imaginaban lo cerca que estaba interesado ante quien hablaban; poco les preocupaba que el gobernador egipcio, que hablaba con un intérprete, entendiera su idioma; mientras él, incapaz de contenerse, pero dispuesto a ocultar la lágrima que cae, se aparta para descargar los tiernos derretimientos de un corazón afectuoso. ¿Son tales las tiernas misericordias de un hombre? Entonces, ¿cuál es la compasión de nuestro Dios hacia los pecadores arrepentidos?

2. Simeón está destinado a ser rehén hasta su regreso, y se despidió con su carga. ¡Pero cuán grande es su asombro cuando uno, al abrir su costal, encuentra el dinero de la compra devuelto! La culpa despierta inmediatamente sus temores y tiemblan con la aprensión de que Dios ahora está a punto de visitarlos por sus pecados. Los que vendieron injustamente a su propio hermano por veinte piezas de plata, bien pueden temer, no sea que el juicio los sorprenda como ladrones. Nota; Una conciencia culpable está sujeta a perpetuas alarmas.

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