Y la multitud de todas las naciones. Estos versículos contienen el evento del sitio de Jerusalén, con respecto a los caldeos y romanos; y el significado de la parábola le parece este, que el gozo de los enemigos, después de la destrucción de Jerusalén, no será de larga duración, sino imaginario; tal como es el gozo y el placer de los soñadores; pues, persuadiéndose a sí mismos, después de la gran labor de tomar y destruir Jerusalén, para que se entreguen al descanso o al sueño; que con la destrucción de este estado habían cortado por completo la religión del Dios verdadero, para que nunca más pudiera levantar la cabeza y causar problemas al imperio romano y la superstición; y por esta razón entregándose un rato a un sueño degozo imaginario , deberían despertarse al fin de su sueño y convencerse experimentalmente de que se habían alimentado de ideas falsas y engañosas; pues, lejos de dañar la religión verdadera, estos juicios de Dios deberían conducir a extenderla y amplificarla, ya darle asentamiento sobre esa idolatría que patrocinaban sus enemigos.

Este fue el caso de muchos de los caldeos, que se convirtieron en prosélitos de la religión judía; y notablemente con los romanos; sobre quien triunfó tan notablemente aquella religión de Jesucristo que venía de la Jerusalén que habían destruido: tanto que Séneca, hablando de los judíos, dice que los conquistados dieron leyes a los conquistadores; victi victoribus leges dederint; y Rutilio, (que vivió en el siglo V,) refiriéndose más inmediatamente a los cristianos, victoresque suos natio victa premit. Ver Vitringa.

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