¿No has oído hace mucho tiempo? El discurso de Dios al Asirio es una continuación de Isaías 37:23 donde responde a las jactancias de este orgulloso príncipe y lo convence de que todos sus consejos y poder eran nada, ya que estos eventos dependían totalmente de una causa superior; es decir, su voluntad soberana y providencia suprema, de la cual había hecho de Asiria el instrumento en su mano omnipotente.

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