Por la iniquidad de su codicia— Para reclamar a un pueblo errante y carnal, aquí se nos dice que Dios había aplicado la vara de sus juicios de castigo, que sin embargo no habían producido ningún efecto bueno, porque el pueblo todavía se había vuelto Dios, y se apartaban cada vez más de él: de modo que ahora iban a ser completamente abandonados y entregados a la severidad del juicio, o ser socorridos por las ofertas de gracia extraordinaria; y este último es el que Dios elige con gran misericordia. Los dolientes de los que se habla aquí, se refieren a los verdaderos creyentes, que lamentaron los escándalos y las ofensas de la iglesia en sus tiempos, bajo los cuales sufrieron dolorosamente; como los valdenses, los lolardos, etc.

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