¿Puede el etíope, etc.Jeremías no quiere expresar aquí la imposibilidad absoluta de un cambio moral; como el de la naturaleza, del que habla. Suponer esto sería contradecir todo el tenor de sus escritos y volver insignificantes y absurdas todas sus invitaciones al arrepentimiento. No, parece del último versículo de este mismo capítulo, que él no supuso que la reforma de este pueblo fuera una imposibilidad absoluta. Por lo tanto, debemos entender esto como una expresión proverbial que, como muchas otras en las Escrituras, no debe tomarse en el rigor de la letra; el profeta se propone sólo expresar la extrema dificultad de un cambio moral en los pecadores habituales, y particularmente en estos presuntuosos y obstinados pecadores de Israel, a quienes se dirige su discurso. El arzobispo Tillotson comenta: "Que esta expresión,¿Puede el etíope, etc. hay mucho que mitigar, parecerá, al considerar algunos otros pasajes similares de la Escritura; como cuando nuestro Salvador compara la dificultad de la salvación de un hombre rico, con lo que es naturalmente imposible, con el paso de un camello por el ojo de una aguja: es más, eleva su expresión más alto, y no solo lo convierte en una cosa de igual pero de mayor dificultad: os digo que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Y sin embargo, cuando viene a explicarles esto a sus discípulos, les dice que solo quiso decir que la cosa era muy difícil; ¡Cuán difícil es salvarse a los que tienen riquezas! Y en otro lugar, - Para los que confían en las riquezas, yque no era imposible: pero, hablando según la probabilidad humana, para los hombres esto es imposible, pero no para Dios. De la misma manera debemos entender esta alta expresión, que es muy hiperbólica: ¿Puede el etíope, &.

es decir, este cambio moral de los hombres, asentados y arraigados en las malas costumbres, es muy difícil, aunque, como prosigue el arzobispo, todavía hay motivos para esperar que se haga. Y cuando consideramos la religión cristiana y el poder de la gracia divina, existen todas las razones del mundo para creer que se hará, cuando nos dediquemos de todo corazón a ello y utilicemos todos los esfuerzos necesarios y apropiados. Vea sus Sermones, vol. 2: pág. 166.

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