Por tanto, hubo una división: Lo que dijo nuestro Señor, afectó la mente de los judíos de diferentes maneras; porque algunos de ellos gritaban que estaba poseído y loco, y que era una locura escucharlo; otros, juzgando más imparcialmente de él y de su doctrina, declaraban que sus discursos no eran palabras de un loco, ni sus milagros las obras de un diablo. Además, preguntaron a sus enemigos, si imaginaban que algún diablo fuera capaz de impartir la facultad de la vista a un ciego de nacimiento, aludiendo a la asombrosa cura que Jesús había realizado últimamente: ¿Puede un diablo abrir los ojos de un ciego?

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