Esta es el agua de Meribah- llamado así por reprendiendo o contienda; y en Deuteronomio 32:51 distingue de la otra Meriba en Horeb, por el nombre de Meriba Cades. Aquí Dios fue santificado en ellos; es decir, glorificó su poder, bondad y verdad, a los ojos de los israelitas, mediante este milagro señalado, y demostró su santidad y justicia imparcial, al castigar a sus más grandes favoritos por su incredulidad.

REFLEXIONES.— Sus años de vagabundeo están llegando a su fin. La generación anterior está casi consumida, la gente vuelve a ver sus rostros hacia la tierra prometida y acampa en Cades, cerca de los límites de Edom, donde tenemos,

1. Muerte de Miriam. Aunque se le perdonó sus murmuraciones, por intercesión de Moisés, fue excluida de Canaán. Nota; Podemos, por nuestros pecados, ser corregidos con aflicciones temporales, aunque Dios las ha perdonado y nos ha salvado de la muerte eterna. 2. El murmullo de la gente por falta de agua. Nota;(1.) Es demasiado común que los niños imiten los malos ejemplos de sus padres. (2.) Aquellos que no pueden soportar los inconvenientes en su viaje al Cielo, nunca deben pensar en ir allí. Nunca se vio mayor ingratitud y perversidad que en este pueblo: en lugar de ser afectados por la misericordia de Dios al perdonarlos, desean haber muerto con sus hermanos por la plaga; y pelean con Moisés por haberlos sacado de Egipto, a través de un horno de hierro como ese, debido a una dificultad presente, que, por experiencia pasada, podrían estar seguros de que Dios podría remover fácilmente. Nota; Aquellos que buscan ocasión para reñir, encontrarán defectos en los mejores servicios que se les presten y reprocharán con malas intenciones a los amigos a quienes más han estado agradecidos. 3.

Moisés y Aarón vuelan al santuario, y se postran de bruces, no sea que nuevos juicios sobrevengan al pueblo, y para pedir instrucciones sobre cómo actuar en la presente emergencia. Nota; En todos los problemas, el acercamiento a Dios es el medio más seguro de dirección y alivio. 4. Dios aparece, no como antes, con ira para destruirlos, sino con misericordia para suplirlos. Nota;Si Dios fuera estricto en visitarnos por todas nuestras ofensas, el Espíritu fallaría ante él. A menudo piensa en la misericordia cuando merecemos el castigo. A Moisés se le ordena tomar la vara de Dios y, en presencia de todo el pueblo, hablar a la roca, y los arroyos fluirán inmediatamente. He aquí, (1.) La rica gracia de Dios para las personas rebeldes. (2.) El poder de Dios magnificado en tal milagro. ¿Están nuestros corazones duros como esta roca? La palabra de Dios puede escindirlos y abrir compuertas de lágrimas penitenciales. 5. Moisés y Aarón obedecen; pero de tal manera que desagradó a su Maestro y les provocó la exclusión de la tierra a la que conducían al pueblo.

Eran culpables de dos grandes pecados en este asunto: (1.) Incredulidad. Dudaban que Dios realmente trajera agua de la roca para un pueblo así. Nota; Ningún pecado entre el pueblo de Dios es más acosador o más peligroso que la incredulidad. (2.) Pasión. Ellos estaban fuera de paciencia con ellos, abusaron airadamente de ellos como rebeldes, y, en lugar de ordenar tranquilamente que el agua fluyera, Moisés con repetida vehemencia golpea la roca; y como Israel fue espectador de esta conducta apresurada, la ofensa fue mayor. Nota;(1.) Las grandes provocaciones no son excusa para la pasión. (2.) Los hombres más mansos necesitan velar por un espíritu obstinado. (3.) Si la ira se enciende en nuestro corazón, más motivo tenemos para mantener nuestros labios, por así decirlo, con freno. (4) Ese oprobio puede ser muy justo, el cual en nuestra boca, como fluyendo de un corazón airado, puede ser para nosotros sumamente malo. 6. El disgusto de Dios hacia Moisés y Aarón; y su castigo es morir en el desierto. Nota; (1.) El propio pueblo de Dios no debe pensar que pecará impunemente.

No; Dios, como espera más de ellos, a menudo los corregirá más severamente que a otros. (2.) El testimonio que Moisés tiene contra sí mismo es una prueba de su imparcialidad y una muestra de gracia de su humillación bajo su ofensa. 7. El lugar se llama Meribah, como ese otro donde murmuraron y lucharon con Dios antes. Es bueno señalar el lugar y el lugar donde se han cometido nuestros pecados, para que, cuando pasemos, miremos y nos confundamos al recordarlos.

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