No acusen al siervo ante su amo; no abusen de ningún esclavo pobre, cuya condición sea bastante miserable; y, por tanto, más bien disculpa que agrava su falta ante su amo, que quizás es demasiado riguroso; y asegúrate de no cargarlo nunca con acusaciones injustas, no sea que, siendo agraviado por ti y sin saber cómo enmendarse, apele al Señor y le ruegue que te castigue; y tú, hallado culpable, sientes los pesados ​​efectos de su venganza. Ver al obispo Patrick.

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