Ahora Hannah, ella habló en su corazón. - Eli estaba mirando a los adoradores y, como bien comenta Bunsen, se sintió consternado por su seriedad silenciosa, ya que esa oración sincera aparentemente no era habitual en ese momento, y recordando la condición de la vida moral en los recintos del santuario sobre el cual gobernaba con una regla tan débil y vacilante, y cuán tristemente frecuentes eran los desórdenes en la comida del sacrificio, que sospechó de inmediato que la que lloraba y oraba era una mujer borracha. Sin embargo, rápidamente expió su indigna sospecha.

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