Sigue un breve interludio histórico de mucho interés. Muestra que el efecto de la predicación del profeta Judeo se había sentido en el santuario de Betel y en los palacios de Samaria. El sumo sacerdote del Templo, con la característica exageración del miedo y la ira, acusa a Amós de traición a la casa de Jeroboam.

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