7. EL COLGANTE PARA LA PUERTA.

(36, 37) Es esencial en Oriente cerrar la luz y el calor, de donde las tiendas siempre tienen puertas. Estos suelen estar hechos de un trozo de tela, que se levanta para que entre un hombre y cae detrás de él. Pero para una tienda del tamaño descrito, que parece haber tenido más de seis metros de altura en el centro, se requería algo más. El “colgante” del que se habla parece haber sido una cortina bellamente bordada, que podía levantarse o bajarse, y que estaba unida con “ganchos” dorados a cinco pilares bañados en oro, dividiendo así la entrada en cuatro espacios iguales.

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