(8-20) Aquí San Pablo entra en el tema principal de su Carta: la recomendación a Filemón de su esclavo fugitivo, Onésimo. Todos los lectores atentos de la epístola deben reconocer en esto una peculiar cortesía y delicadeza de tono, a través de las cuales se manifiesta una afectuosa seriedad, y una autoridad tanto mayor porque no se afirma en el mando. La sustancia es igualmente notable por su relación con la esclavitud.

Onésimo es doblemente bienvenido en la familia cristiana. Es el hijo de san Pablo en la fe: es para Filemón un hermano amado en el Señor. En ese reconocimiento está la verdad que, tanto en la teoría como en la práctica, podemos considerar como la destrucción de la esclavitud.

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