Que obedece a la voz de su siervo. - La pregunta se le puede hacer a cualquier siervo de Jehová, como lo fue el mismo Isaías, pero recibe su aplicación más alta en el siervo que ha aparecido hablando en los versículos anteriores.

Que anda en tinieblas. - Las palabras nacen a la vez de la propia experiencia del profeta y de la del Siervo ideal. Todos los verdaderos siervos saben lo que es sentir como si la luz que buscaban les hubiera fallado durante un tiempo, para pronunciar una oración como la de Ayax: “Den luz y muramos” (Hom. Il. Xvii. 647 ). El Siervo lo sintió cuando lanzó el grito: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" ( Mateo 27:46 ).

Para tal persona estaban las palabras de consejo: "Confía, a pesar de las tinieblas". Así que el grito del Siervo abandonado fue seguido por la palabra "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" ( Lucas 23:46 ).

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