Y ahora los hombres no ven la luz brillante , es decir, el sol. “Pero él es resplandeciente detrás de las nubes, y cuando el viento haya pasado sobre ellas y las haya despejado, incluso el viento del norte, saldrá como el oro; pero sobre Dios hay una majestad terrible. Aunque el sol esté oculto, lo volveremos a ver, pero ¿quién encontrará a Dios? Es evidente que esta interpretación añade una gran sublimidad y apunta al comienzo del próximo capítulo.

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