Josué bendice a la media tribu de Manasés que habitaba al oeste del Jordán.
(7) Cuando Josué los envió también a sus tiendas, los bendijo. - Es digno de mención que de todas las tribus de Israel que siguieron a Josué y permanecieron con él, se menciona que esta media tribu sola recibió una bendición especial. No podemos dejar de observar que tanto en la antigüedad como entre nosotros, la conducta de las dos tribus y media al elegir su herencia en el este del Jordán se consideraba que las dejaba expuestas a alguna culpa.

Históricamente, esto es incorrecto. Dios entregó la tierra de Sehón y Og a Israel; alguien debe heredarlo. Una vez más, el verdadero límite oriental de Palestina no es el Jordán, sino la cordillera de Galaad, que la separa del desierto que se encuentra más allá. Realmente las dos tribus y media estaban tanto en Palestina como el resto, solo que su posición no aprovecha ese maravilloso milagro por el cual el Jordán fue rechazado, y los israelitas pudieron atacar el corazón de sus enemigos cananeos.

Sin embargo, ellos mismos se vieron obligados a cruzar el Jordán antes de poder obtener el nido que parecían haber ganado antes de cruzarlo: "que sin nosotros no serían perfeccionados". En el mundo espiritual, estas dos tribus y media responden al pueblo que recibió su herencia de Moisés (es decir, de la ley); los otros son los que no recibieron nada hasta que siguieron a Josué, i.

e., el Capitán de la salvación, Jesucristo, que da descanso a todos. Cuando vino, su propio pueblo estaba dividido, como la tribu de Manasés. Algunos no podían abandonar a Moisés, un sacrificio que pensaban que les exigía; algunos lo abandonaron todo y le siguieron. “Olvidando (heb., M ' nâsheh - es decir, Manasés) las cosas que estaban detrás, y extendiéndose hacia las cosas que estaban delante”, no tomarían nada más que lo que Él les dio. Estos son los que reciben una bendición especial de Él. (Ver Nombres en las Puertas de Perla - Manasés, p. 165, etc.)

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