Aquí se relatan los tres pecados clamorosos de Israel: (1) Salvación esperada de Asiria; (2) dependencia de la potencia mundial de Egipto, famosa por sus caballos de guerra y carros; (3) atribución de nombres divinos y homenaje a imágenes forjadas de la gloria divina. El amor paterno de Dios por el huérfano, peculiarmente aplicable a Israel ahora, arrojado sobre un mundo frío y sin padre.

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