Quien guarda la higuera, es decir, la cuida con cuidado año tras año, “comerá de su fruto” cuando haya llegado a la perfección.

De modo que el que espera a su amo, es decir , lo atiende, observa y cumple sus deseos, “será honrado” por su buen servicio. (Comp. Mateo 25:21 .)

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