Verso Hechos 8:15Cuando descendieron... El mismo modo de hablar, en referencia a Jerusalén anteriormente, se obtiene ahora en referencia a Londres. La metrópoli en ambos casos es considerada como el centro; y todas las partes, en todas las direcciones, no importa cuán distantes o cómo estén situadas, son representadas como debajo de la metrópoli. De ahí que oigamos con tanta frecuencia que las personas suben a Jerusalén y bajan de ella. Así, en Londres la gente habla de bajar al campo; y, en el campo, de subir a Londres. Es necesario hacer esta observación, para que nadie se lleve la idea de que Jerusalén estaba situada en el terreno más alto de Palestina. Es un modo de hablar que se utiliza para designar una ciudad real o imperial.

Oró por ellos, para que recibieran el Espíritu Santo... Parece evidente, a partir de este caso, que incluso los diáconos más santos, aunque llenos del Espíritu Santo ellos mismos, no podían conferir este don celestial a otros. Esta era la prerrogativa de los apóstoles, y ellos eran sólo instrumentos; pero eran los únicos por los que el Señor decidió obrar. Ellos oraron e impusieron sus manos sobre los discípulos, y Dios envió el don; así, la bendición vino de Dios por los apóstoles, y no de los apóstoles al pueblo. Pero, ¿con qué propósito se dio el Espíritu Santo de esta manera? Ciertamente no para la santificación de las almas del pueblo: esto lo tenían al creer en Cristo Jesús; y esto los apóstoles nunca lo dispensaron. Fueron los dones milagrosos del Espíritu los que se comunicaron de esta manera: el hablar en diferentes lenguas, y aquellas calificaciones extraordinarias que eran necesarias para el éxito de la predicación del Evangelio; y sin duda muchos, si no todos, de aquellos sobre los que los apóstoles impusieron sus manos, fueron empleados más o menos en la obra pública de la Iglesia.

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