Versículo Salmo 104:8 . Suben por las montañas; bajan por los valles. Tomando las palabras tal y como están aquí, los manantiales parecen ser lo que se pretende. Pero es difícil concebir cómo el agua podría ascender, a través de las fisuras de las montañas, hasta sus cimas, y luego bajar por sus laderas para formar riachuelos que rieguen los valles. Lo más probable es que todos los manantiales de las montañas y colinas se formen a partir de las aguas que caen en sus cimas en forma de lluvia, o de las nubes que, al pasar por encima de ellas, se detienen y precipitan su contenido, el cual, al hundirse, es detenido por algún estrato sólido, hasta que, forzando su camino en alguna abertura de sus lados, forman manantiales y fuentes. Posiblemente, sin embargo, se entiendan los vapores y las exhalaciones; éstos, por evaporación, ascienden a las cimas de las montañas, donde se condensan y precipitan. Así los vapores ascienden, y luego bajan a los valles, formando fuentes y riachuelos en aquellos lugares que la providencia de Dios les ha asignado; es decir, valles continuos, con un grado de inclinación tal que determina que sus aguas corran en esa dirección hasta llegar a otro río, o caer en el océano.

Algunos han pensado que hay una referencia a la ruptura en las fuentes del gran abismo, en el momento del diluvio; mientras que la protuberancia de las aguas levantaría la corteza circundante, para formar montañas, las otras partes, cayendo para llenar el vacío ocasionado por las aguas que fueron lanzadas desde el abismo central, constituirían valles.

Ovidio parece parafrasear este verso: -

Jussit et extendi campos, subsidere valles,

Fronde tegi sylvas, lapidosos surgere montes.

Met. lib. i., ver. 43.

"Él sombrea los bosques, los valles que restringe

Con montañas rocosas, y extiende las llanuras".

DRYDEN.

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