(3) Yo planté, Apolos regó; pero Dios dio el aumento.

(3) Él embellece la primera frase, con dos semejanzas: primero comparando la compañía de los fieles con un campo que Dios hace fecundo, cuando es sembrado y regado con el trabajo de sus siervos. En segundo lugar, compárelo con una casa, que de hecho el Señor construye, pero por las manos de sus obreros, a algunos de los cuales usa para poner los cimientos, a otros para edificarlos. Ahora, estas dos similitudes tienen este propósito, para mostrar que todas las cosas se logran totalmente solo por la autoridad y el poder de Dios, de modo que solo debemos tener un ojo puesto en él.

Además, aunque Dios usa a algunos en la mejor parte de la obra, no debemos por lo tanto condenar a otros, con respecto a ellos, y mucho menos podemos dividirlos o apartarlos (como lo hicieron estos hombres rebeldes) viendo que todos ellos trabajan en El negocio de Dios. Trabajan de tal manera, que sirven para terminar el mismo trabajo, aunque de diferente manera, en tanto que todos necesitan la ayuda de los demás.

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