Y Jeroboam dijo a su mujer: Te ruego que levántese y disfrazarse, para que no se sepa que eres mujer de Jeroboam; y ve a Silo. He aquí Ahías el profeta, que me dijo que yo sería rey de este pueblo.

(a) Su propia conciencia le dio testimonio de que el profeta de Dios no satisfaría sus deseos, que era un hombre inicuo.

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