Y abrió su boca en blasfemia contra Dios, para blasfemar su nombre, (11) y su tabernáculo, (12) y los que moran en el cielo.

(11) Es decir, la santa Iglesia, la verdadera casa del Dios vivo.

(12) Es decir, los piadosos que como grupo se escondieron de su crueldad. Porque esta bestia sangrienta acusó falsamente a esas almas santas de innumerables acusaciones por el nombre de Cristo, como leemos en Justino Mártir, Tertuliano, Arnobio, Minucio, Eusebio, Agustín y otros: cuyo ejemplo los últimos tiempos siguieron con mayor diligencia, al destruir el rebaño de Cristo: y nosotros en nuestra propia memoria lo hemos encontrado por experiencia, para nuestro increíble dolor. Con respecto al cielo, ver en ( Apocalipsis 11:12 )

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