Y (3) cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: Ven y mira.

(3) La segunda señal unida a las palabras de declaración (después del llamado expreso de Juan como antes) es que Dios, siendo provocado a ira por la obstinación y la dureza del corazón del mundo, no se arrepiente de la plaga anterior: como si estuviera en el lo mismo, causará disputas entre los hombres, y destruirá a los habitantes de este mundo, por la espada de unos a otros.

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