Porque somos vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos, para ser muertos y para morir. Pero si nos hubieran vendido por esclavos y esclavas, me había mordido la lengua, aunque el enemigo no pudo (b) compensar el daño del rey.

(b) Amán no podía beneficiar al rey con su malicia tanto como lo estorbaría con la pérdida de los judíos y el tributo que tenía de ellos.

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