Y oirán tu voz; y vendrás tú y los ancianos de Israel al rey de Egipto, y le dirás: El SEÑOR, el Dios de los hebreos, nos ha salido al encuentro; y ahora vamos, Te suplicamos, camino de tres días por el desierto, para que podamos ofrecer sacrificios al SEÑOR nuestro Dios.

(o) Debido a que Egipto estaba lleno de idolatría, Dios les asignaría un lugar donde pudieran servirle puramente.

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