[En cuanto a] la palabra que nos has hablado en el nombre del SEÑOR, no te escucharemos.

(h) Esto declara cuán peligroso es rechazar una vez a Dios y seguir nuestras propias fantasías: porque Satanás siempre solicita tales cosas y no las abandona hasta que las ha llevado a una extrema imprudencia y locura, incluso para justificar su maldad contra Dios y sus profetas.

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