El rugido del (g) león, y la voz del león feroz, y los dientes de los leoncillos, están rotos.

(g) Aunque los hombres, según su oficio, no castigan a los tiranos (a quienes compara por su crueldad con los leones, y a sus hijos con sus cachorros), Dios es capaz y su justicia los castigará.

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