En sus fosas fue tomado el aliento de nuestras narices, el ungido de Jehová, de quien dijimos: Bajo su sombra viviremos entre las naciones.

(m) Nuestro rey Josías, en quien estaba nuestra esperanza del favor de Dios y de quien dependía nuestro estado y la vida murió, a quien llama ungido, porque era una figura de Cristo.

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