(4) Mirad que no despreciéis a ninguno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en el cielo siempre contemplan el rostro de mi Padre que está en los cielos.

(4) Cuanto más débil es un hombre, mayor es el cuidado que debemos tener por su salvación, como Dios nos enseña con su propio ejemplo.

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