Acuérdate, Señor, del oprobio de tus siervos; [cómo] llevo en mi (i) regazo [el oprobio de] todo el pueblo valiente;

(i) Quiere decir que los enemigos de Dios no solo lo calumniaron a sus espaldas, sino que también se burlaron de él en su cara y, por así decirlo, arrojaron sus heridas en su pecho.

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