Ahora llegamos a la parte más interesante de toda esta hermosa escena. David sabía que su fin estaba cerca. David convocó a su pueblo, a sus príncipes, a su hijo. David se dirigió a todos con afecto: pero el punto principal de todos aún está por hacerse. Ahora mira al Señor. ¡Aquí, lector! es el primer, mejor y principal fin de todos. En Jesús el alma encuentra todo su centro de bienaventuranza. Pero escuchemos lo que dice David.

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