11) ¿Por qué habló Natán a Betsabé madre de Salomón, diciendo: ¿No has oído que reina Adonías hijo de Haguit, y que David nuestro señor no lo sabe? (12) Ahora pues, ven, te ruego que te dé un consejo para que salves tu propia vida y la de tu hijo Salomón. 13) Ve y entra ante el rey David, y dile: Rey señor mío, ¿no juraste tú a tu sierva, diciendo: De cierto, tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se sentará en mi trono ? ¿Por qué, pues, reina Adonías? (14) He aquí, mientras todavía estás hablando allí con el rey, yo también entraré en pos de ti y confirmaré tus palabras.

En la mayoría de los acontecimientos notables de la vida de David, encontramos que el Señor su Dios levantó para él instrumentos adecuados. Evidentemente, Natán está aquí en la mano de Dios, para cumplir los propósitos de la voluntad de Dios, pero después de leer este pasaje como una historia, debemos mirarlo desde un punto de vista más elevado y más importante. Salomón, como pronto descubriremos cuando mencionemos las circunstancias de su vida, fue en muchos casos un tipo vivo de Jesús.

Como tal, podemos considerar al profeta Natán en este lugar como representante de ministros fieles de Cristo. Su oficio es promover y promover entre los hombres el reino del Redentor. Y lo que le dice a Betsabé acerca de que Salomón es rey, puede decirse con infinita más propiedad acerca de que el Señor Jesús es rey. ¿No dijiste, Señor, que Jesús debería ser rey en Sion, y reinar y gobernar sobre su pueblo y en ellos, por su gracia? Entonces, ¿por qué los Adonías de mi pobre naturaleza corrupta y los poderes de las tinieblas se rebelan tan a menudo?

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