(29) Entonces el rey de Israel y Josafat rey de Judá subieron a Ramot de Galaad.

No es de extrañar que Acab persista en ir a la batalla, después de la profecía de Micaías; porque se entregó a su ruina. Pero que Josafat, que deseaba que se buscara el consejo del Señor en esa ocasión, hubiera seguido lo que había oído, no es tan fácil de explicar.

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