(9) Dijo, pues, Elí a Samuel: Ve, acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, SEÑOR; porque tu siervo oye. Entonces Samuel fue y se acostó en su lugar. (10) Y vino el SEÑOR, se paró y llamó como las otras veces a Samuel, a Samuel. Entonces Samuel respondió: Habla; porque tu siervo oye.

Samuel así instruido, está ahora preparado para responder, al llamado de Dios, cuando ese llamado deba ser renovado. Quisiera que el Lector comentara dos cosas en estos versículos. Una es que el Señor ahora llama a Samuel por su nombre dos veces, Samuel, Samuel. Como si, tras los primeros descubrimientos de su amor, sus manifestaciones fueran más plenas y amplias. Y la otra es, que aunque Elí mandó a Samuel que dijera: Habla Señor, que tu siervo oye; Samuel omitió la palabra Señor: quizás, Samuel dudó en llamar a la Persona que hablaba Jehová, hasta que estuvo más plenamente convencido de que era Jehová.

Este glorioso e incomunicable Nombre de Jehová, toda la simiente de Israel fue enseñada desde su juventud, a ser muy cautelosos en el uso de: y nunca se les permitió usarlo, sino en las ocasiones más solemnes.

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