REFLEXIONES

En la vista que se da aquí del templo de Salomón, los obreros y los materiales tomados y recogidos desde lejos, me gustaría contemplar cómo Salomón, mi Dios y Rey, ha reunido a los obreros y materiales para su templo, de todas las variedades de la tierra. Cuando el Señor dio la palabra, grande fue la compañía de los predicadores. Has llamado patriarcas, profetas y apóstoles; has tomado a tus obreros de entre los más bajos, los desterrados del mundo.

Y ahora, Señor, cuando sea llamado y recogido, recogido y traído a tu Jerusalén para formar tu iglesia abajo; fundados en ti, jefe de la piedra angular, ¿cómo son como piedras pulidas del templo, estrechamente unidas en Jesús, y formadas para morada de Dios, por medio del Espíritu? ¿No son la familia de la fe? ¿No son como una casa espiritual para ofrecer sacrificios espirituales, aceptables a Dios por Jesucristo? Y cuando, poco a poco, quites todo el edificio para constituir tu templo arriba, ¡cómo aparecerán todos ante ti en gloria! ¡Bendito Señor! da mi alma para ver en esas cosas exteriores, la sombra de las cosas buenas que están por venir.

Hazme, por bajo y humilde que sea el lote asignado, por constructor en tu casa. Haz que descanse totalmente mi salvación y todas mis esperanzas en esa escogida y preciosa Piedra Angular que Dios ha puesto en Sion; para que toda mi fuerza, fe y conversación sobre el evangelio estén en Jesús, en Jesús y en Jesús: perfecta e inalterablemente convencido de que nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, que es Jesucristo. Aquí, Señor, quiero descansar, y aquí me encontrarán sabiendo que el que así edifica, y así vive, y así muere, nunca será avergonzado ni confundido, por los siglos de los siglos.

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