El mensaje aquí registrado, que Salomón envió a Hiram, está mucho más relacionado que el paralelo en el libro de los Reyes. Le ruego al lector que marque esto. Hay una gran belleza, así como piedad, en esa parte de su discurso, en la que se esfuerza por imprimir en la mente de Hiram ideas adecuadas de la grandeza del Señor Dios de Israel. Estaba pidiendo favores al rey de Tiro; y el rey de Tiro, porque deberíamos saber lo contrario, tenía un conocimiento escaso, si es que tenía alguno, acerca del Dios de Israel.

Sin embargo, Salomón no se abstiene de ensalzar al Señor Dios de Israel. Le dice claramente a Hiram que su Dios está por encima de todos los dioses; que nadie era digno, nadie podía construir una habitación adecuada a su honor; que los cielos y los cielos de los cielos no podrían contenerlo. Y aunque Salomón no lo dice con tantas palabras, sin embargo, es tan bueno como insinúa que, si un rey tan grande como Salomón no pudiera ser digno de construir esta casa, ¿qué debería pensar Hiram de sí mismo, cuyas rentas y dominios fueron? pequeño y despreciable, comparado con el de Salomón? No se dice qué efecto tuvo este mensaje en la mente de Hiram, ya que se refería a su propio bienestar eterno.

Realmente funcionó tan lejos con el rey de Tiro, que fácilmente concedió todo lo que pidió. Esto podría hacerlo por política. Pero si fue más allá, a la conversión de su alma a Dios, debemos dejarlo sin determinar. Sin embargo, podemos observar hasta ahora sobre ello, que cuando hayamos hecho todo lo posible para mostrar a los demás las glorias, la hermosura, las bellezas de Jesús, a fin de ganar sus afectos para nuestro amado, si sus corazones no están enamorados, el nuestro será el más refrescado con cada nueva oportunidad de hablar de su amor.

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