Dios es terrible incluso en sus misericordias. El fuego que consumió el sacrificio, si los hubiera consumido, habría sido su justo desierto: Y en el hecho de que consumió la ofrenda, implicaba tanto. El fuego de la ira de Dios arde contra el pecado: Ese pecado transferido al sacrificio, allí estalla. ¡Oh! precioso, precioso Jesús! ¿Qué amor fue tuyo para tomar mis pecados y sostener el fuego de la ira de tu Padre, para que yo pudiera escapar y tú perseveraras? ¡Oh! por la gracia de amarte como tú me has amado a mí!

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