(2) Y David envió una tercera parte del pueblo bajo la mano de Joab, y una tercera parte bajo la mano de Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab, y una tercera parte bajo la mano de Ittai Getheo. Y el rey dijo al pueblo: Ciertamente yo también saldré contigo. (3) Pero el pueblo respondió: No saldrás; porque si huimos, no nos cuidarán; ni si la mitad de nosotros morimos, nos cuidarán; pero ahora tú eres más que diez mil de nosotros; por tanto, ahora es mejor que nos socorres fuera de la ciudad. (4) Y el rey les dijo: Haré lo que mejor os parezca. Y el rey se paró junto a la puerta, y todo el pueblo salió por centenares y por millares.

Todos conocían perfectamente el valor personal de David; pero además de las razones aquí dadas por ambos lados para que David se quedara en casa, había en el pecho de David una causa secreta para retenerlo. Cuán antinatural fue la conducta de Absalón hacia su padre, sin embargo, el corazón de David, como lo demostró la secuela, amaba demasiado a este niño antinatural para luchar contra él.

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