(34) Y Barzilai dijo al rey: ¿Cuánto tiempo me queda de vida para que suba con el rey a Jerusalén? (35) Hoy tengo ochenta años; ¿puedo discernir entre el bien y el mal? ¿Puede tu siervo probar lo que como o lo que bebo? ¿Puedo oír más la voz de cantantes y cantantes? ¿Por qué, pues, será tu siervo una carga para mi señor el rey? (36) Tu siervo pasará un trecho por el Jordán con el rey; ¿y por qué me recompensará el rey con tal recompensa? (37) Deja que tu siervo, te ruego, vuelva atrás, para que yo muera en mi propia ciudad, y sea sepultado junto al sepulcro de mi padre y de mi madre.

Pero he aquí tu siervo Quimham; que pase con mi señor el rey; y hazle lo que te parezca bien. 38) Y el rey respondió: Quimam pasará conmigo, y yo le haré lo que bien te parezca; y todo lo que me pidas, lo haré por ti.

No esperemos que este hombre generoso, que así esperaba ansioso el sepulcro, estuviera mirando también, con el mismo ojo de fe, como lo hizo el patriarca, a Aquel que con su salvación prometida endulzó el sepulcro y sacó todo su veneno! Pero cuán modestamente rechaza este gran hombre los favores del rey; como no sólo inadecuado para sus años avanzados, sino también como él mismo indigno de ellos. ¿No nos sugiere esto, lo que se nos dice, los siervos fieles de JESÚS dirán en el último día, cuando el SEÑOR resuma para la revisión sus diversos actos y obras de amor: SEÑOR, (dirán) cuando ¿Te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? Barzilai realmente lo había hecho con David, y sin embargo, ahora, cuando David habla de llevarlo con él a Jerusalén, grita: ¿Por qué debería el rey recompensarlo con tal recompensa? De modo que JESÚS no sólo recompensará cada tilde de los pobres testimonios del amor de su pueblo, sino que los sorprenderá tanto por el sentido que expresa de esos testimonios como por la asombrosa grandeza de la recompensa.

En cuanto, (dice el SEÑOR), como lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Mateo 25:40 .

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