Es muy valioso rastrear todas las misericordias hasta su origen. La infinita grandeza de DIOS y la infinita pequeñez del hombre se combinan en estos versículos de la manera más adecuada, a modo de demostrar, en su plenitud, las maravillosas propiedades de la gracia distintiva. Nada más que la gracia distintiva puede ser la causa asignada a la misericordia de DIOS. El amor de DIOS es la fuente, la primera, la predisponente, la causa original y única.

La sangre de JESÚS, el precio dado por la compra; y el ESPÍRITU SANTO, toda la causa de aplicación. ¡Lector! detente sólo en esa expresión muy dulce; el deleite del SEÑOR, su complacencia, su voluntad, es la causa de mi felicidad. Esto será para darle a DIOS la gloria y traer consuelo de corazón al alma.

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