Volvería a recordarle al Lector, en este lugar, ese dulce oficio del ESPÍRITU SANTO como el Recordador del SEÑOR. Moisés estaba actuando en este caso como su instrumento. Y cuando en cualquier momento nuestros pecados y rebeliones sean traídos a nuestra memoria, cualquiera que sea el instrumento, tengamos la gracia de considerar en él la obra del ESPÍRITU SANTO. Esto abrirá una bendita fuente de mejora.

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