Es delicioso observar incluso en estos tiempos de profunda pobreza, cuán tenaces eran los israelitas en cuanto a su verdadero origen y descendencia tanto de Israel como de la orden de Aarón. Y esto debe referirse a una causa superior a las meras consideraciones humanas o la sabiduría humana. La mano del Señor estaba en ella para que cada tribu, y especialmente la tribu de Judá, pudiera tener una descendencia clara e incuestionable de padre a hijo.

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