Debo rogarle al lector muy particularmente que marque este versículo. Aquí encontramos que antes de que comenzaran, o incluso que tuvieran poder para comenzar, los cimientos del templo, se instaló el altar. ¿No era esto típico de Jesús? ¿No es, y no fue nunca, el Altar, el Sacrificio y el Sacerdote? ¡Qué preciosa alusión, pues, fue esta para él, en quien todos los sacrificios tenían su sustancia, y a quien todos se referían!

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