REFLEXIONES

¡OH! ¡Espíritu eterno, que por tu siervo el Profeta, nos ha traído aquí a visiones de Dios! Condescendencia bendito Señor, para ser nuestro Guía y Maestro en ellos: Si por el Tiro aquí se habla como un enemigo de la Iglesia, hemos de considerar a la antigua Tiro como el enemigo de Israel, te bendecimos, oh Señor, por mostrar así tu pueblo, cuán bondadosamente los has cuidado siempre para bien, a pesar de su indignidad; y consideró las lesiones que se les mostraron, como dirigidas contra usted mismo.

Y si Señor, esta profecía tiene una referencia adicional a las dispensaciones posteriores en tu Iglesia; y esto se convierte en una Tiro mística, que será derribada, y tu Iglesia triunfará sobre ella, cuando pongas gloria en la tierra de los vivientes; da, misericordioso Señor, sabiduría, tanto al que escribe como al que lee, para esperar humildemente al estrado de tus pies, tus revelaciones, a su debido tiempo; y nunca presumas de ser más sabio de lo que está escrito.

Concede al Santo Señor, toda la gracia adecuada y apropiada para este propósito, y haz que el corazón de cada uno sea infinitamente más estudioso, para ser hallado entre tu pueblo fiel, cuando pongas gloria en la tierra de los vivientes, que para estar entre los sabios y prudentes en su propia vanidad, de quienes las cosas divinas están ocultas. ¡Oh! precioso, precioso Jesús! sea ​​nuestro único deseo, ser hallado en ti: que cuando el Señor haya lavado la inmundicia de la hija de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de quemar; ¡Puede ser que nuestra porción se encuentre escrita entre los que viven en Jerusalén! Amén.

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