REFLEXIONES

PRECIOSO Señor Jesús! ¿Cómo puedo escuchar o leer acerca de un centinela de la casa de Israel, sin que mi alma sea llevada a la contemplación de tu inigualable amor y misericordia por las almas de tus redimidos, cuando viniste a cuidar tu redil y tu rebaño, para que no Satanás? debe sorprenderlos y llevárselos. En verdad, bendito Señor, has puesto centinelas sobre los muros de tu Sion. ¡Oh! Señor, hazlos fieles a Dios ya las almas, para que nunca callen ni de día ni de noche; y no des al Señor descanso ni paz, hasta que hayas hecho de Jerusalén una alabanza en la tierra. ¡Pero bendito Jesús! En vano edifican los hombres la casa, si no es el Señor a la vez el cimiento y el constructor. En vano se levantan los centinelas de noche, a menos que tú, Señor, guardes la ciudad.

¡Oh! ¡Entonces Vigilante Todopoderoso y Guardián de tu pueblo! ¿No te contemplo, en las glorias de tu persona, Dios-hombre-mediador, levantado desde la eternidad? ¿No sigo tu amor diario y tu vigilancia nocturna en todas las salidas para la salvación de tu pueblo? Sí, precioso Jesús, ¿no se ven en su santuario los pasos de mi Dios y rey? ¿Quién sino Jesús aparece en todas las promesas, tipos y sombras del Antiguo Testamento? ¿Y quién sino Jesús se manifiesta en todo el cumplimiento del Nuevo Testamento, en las realidades eternas de la gracia y la salvación? ¿No eres vigilante, Señor, en la vigilancia de tu Iglesia, que nunca duerme ni duerme? ¿Y no tomaste este cargo cuando subiste al llamado de Dios tu Padre, en tu encarnación? Y en todo lo que se refiere a la obra de redención, tú y solo tú eres el gran centinela, el estandarte, el estandarte de la guerra, contra el pecado, la muerte y el infierno; a todos los que has conquistado! ¡Precioso Señor! cuida de mí, te lo suplico para bien; y que nunca pierda de vista tu vigilancia; para que clame con uno de los antiguos: el Señor es mi fuerza y ​​mi cántico, y él es mi salvación.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad